Las redes de fibra óptica que conectan edificios, que en su día prometían un espacio infinito para el crecimiento, se están agotando por la avalancha de nuevos servicios de datos inalámbricos y tráfico celular procedente de los despliegues de sistemas de antenas distribuidas (DAS). Solucionar el agotamiento de la fibra mediante la instalación de líneas de fibra adicionales o el alquiler de fibra oscura resulta caro y retrasa el retorno de la inversión.